Las emociones apuntan a los problemas para que la razón los resuelva (Leslie Greenberg)
Siempre en consulta digo una cosa que choca, pero me parece muy cierta: Hemos evolucionado raro.
Cuando estudias el funcionamiento del cerebro, piensas, ¿qué pasa aquí? ¿Por qué hay personas que parecen dominadas por sus emociones y otras con una frialdad que asusta? ¿Razón y emoción no actúan juntas? ¿Una aparece antes que la otra?
Pues sí, es así. En ciertas personas parecen funcionar directamente de forma separada. No es así, ni mucho menos, pero da la impresión.
Cuando domina la razón
La emoción está ahí, pero a veces es tan dolorosa que es mejor bloquearla y no continuar sintiéndola. Y ahí aparece la razón, la gran salvadora, que nos ayuda a continuar con nuestra vida. Aquí te explico más sobre esto.
De esta forma, dejando que la razón domine mientras la emoción se oculta parece que todo funciona de nuevo… un tiempo.
La emoción se bloquea y hace que aparezcan multitud de síntomas, desde dolores de cabeza hasta fuertes estallidos de rabia, ira o miedo.
Y es que lo que está haciendo nuestro cerebro es intentar mantenerte «con vida». Que sigas hacia delante y que sigas siendo funcional. Cree que, si deja que la emoción aparezca, causará tal desrregulación que no podrá sostenerla.
Prefiere que sigas hacia delante negando la emoción a que te pares a mirarla.
Cuando domina la emoción
En cambio, a veces ocurre todo lo contrario: parece que es la emoción la que lleva la batuta. Cuando ocurre esto, tu cerebro piensa que la razón y la cognición no será tan potente como para que el miedo desaparezca, así que deja que la emoción guíe.
¿Por qué volvemos con el novio que nos hace tanto daño? Porque el cerebro siente que no hacerlo va a ser aún más doloroso, y escoge la opción que mejor le permita sobrevivir sin desrregularse.
Nuestro cerebro siempre buscará nuestra supervivencia y tenderá a repetir aquello que le fue útil. Aunque no sea lo óptimo. De eso tardará más en darse cuenta.
¿Qué puedo hacer?
¿Te ha pasado alguna vez que sabías que algo estaba mal pero no sabías por qué? ¿Alguien te daba mala espina pero no encontrabas una razón concreta?
Tu emoción estaba funcionando a pleno rendimiento, pidiéndote que repensaras lo que estabas haciendo y salieras de esa situación.
Escuchar a nuestras «tripas» es la información más valiosa que existe. Aunar emoción con razón no es sencillo, pero empieza por escucharte.
Hazte estas preguntas:
- ¿Qué siento?
- ¿Qué me estoy diciendo?
- ¿Qué quiere decirme mi emoción?
- ¿Por qué no quiero escucharla?
Si quieres saber más, te brindo este ebook que te ayudará a saber más sobre tus emociones. Espero que te ayude y que lo disfrutes. No tienes por qué seguir sintiendo que no vas «a una». Te lo aseguro.
Con cariño.